No discutamos ahora si es posible este arte puro. Tal vez no lo sea; pero las razones que nos conducen a esta negación son un poco largas y difíciles. Más vale, pues, dejar intacto el tema. Además, no importa mayormente para lo que ahora hablamos. Aunque sea imposible un arte puro, no hay duda alguna de que cabe una tendencia a la purificación del arte. Esta tendencia llevará a una eliminación progresiva de los elementos humanos, demasiado humanos, que dominan en la producción romántica y naturalista. Y en este proceso se llegará a un punto en que el contenido humano de la obra sea tan escaso que casi no se le vea. Entonces tendremos un objeto que sólo puede ser percibido por quien posea ese don peculiar de la sensibilidad artística. Sería un arte para artistas, y no para la masa de hombres (…).
He aquí por qué el artista nuevo divide al público en dos clases de individuos: los que lo entienden y los que no lo entienden; esto es, los artistas y los que no lo son. El arte nuevo es un arte artístico.
José Ortega y Gasset
La deshumanización del arte.
1 comentario:
El ensayo es un género que cobra especial importancia en el Novecentismo. Los ensayistas siguen preocupándose de analizar la realidad española, pero lo hacen considerándola como un hecho objetivo, distanciados sentimentalmente de ella. La aportación de estos intelectuales a la cultura española es aunar contenido doctrinal y estética.
En "La deshumanización del arte" (1925) Ortega y Gasset intenta analizar las nuevas corrientes artísticas que se están perfilando en toda Europa. Frente a la preocupación de los escritores del XIX por copiar con fidelidad las realidades humanas, Ortega observa en los jóvenes artistas una clara huida de la realidad hacia una consideración más absoluta de la obra de arte. Esta especial inquietud artística supone la búsqueda de lo estético por encima del acercamiento a la vida. Hablamos de una tendencia desrealizadora, con actitudes distanciadoras que intentan conseguir un arte puro, desligado de su antigua función de representar lo humano (de ahí la palabra "deshumanización"). La obra de arte tiene un valor primordialmente estético, fuera de su posible relación con la realidad en la que el hombre se desenvuelve. La obra literaria es una obra de arte por encima de su enraizamiento con lo humano y supone un exquisito cuidado de la forma.
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