26 de marzo de 2009

La Generación del 27: Gerardo Diego, Pedro Salinas y Rafael Alberti.


GERARDO DIEGO

Las nubes se han abierto al paso
de la luna en cuarto creciente.
El azul celeste es de raso
tras el encaje transparente.

La luna sube y sube y sube
vertiginosa y alocada.
Se encarama sobre una nube
como una cometa encantada.

Once estrellas forman su cola,
que ondea a derecha y a izquierda
y sube tan alta y tan sola
que hay el temor de que se pierda.

Trepa por el cielo ligera
y las niñas cantan a una
girando en el corro: «-Quisiera
ser tan alta como la luna».

Yo también querría volar,
«-ay, ay, como la luna-»,
más alto, sobre las estrellas del mar
celeste, en un aéreo asalto,

en una asunción infinita,
sobre la nube y la ultranube,
como la blanca favorita
sube esta noche y sube y sube.

"La cometa". Evasión.

Tú y tu desnudo sueño. No lo sabes.
Duermes. No. No lo sabes. Yo en desvelo,
y tú, inocente, duermes bajo el cielo.
Tú por tu sueño y por el mar las naves.

En cárceles de espacio, aéreas llaves
te me encierran, recluyen, roban. Hielo,
cristal de aire en mis lonjas. No. No hay vuelo
que alce hasta ti las alas de mis aves.

Saber que duermes tú, cierta, segura
-cauce fiel de abandono, línea pura-,
tan cerca de mis brazos maniatados.

Qué pavorosa esclavitud de isleño,
yo insomne, loco, en los acantilados,
las naves por el mar, tú por tu sueño.

"Insomnio". Alondra de verdad.

PEDRO SALINAS

La forma de querer tú
es dejarme que te quiera.

El sí con que te me rindes
es el silencio. Tus besos
son ofrecerme los labios
para que los bese yo.

Jamás palabras, abrazos,
me dirán que tú, existías,
que me quisiste, jamás.

Me lo dicen hojas blancas,
mapas, augurios, teléfonos;
tú no.

Y estoy abrazado a ti
sin mirar y sin tocarte.

No vaya a ser que descubra
con preguntas, con caricias,
esa soledad inmensa
de quererte sólo yo.
........................................

Ayer te besé en los labios.
Te besé en los labios. Densos,
rojos. Fue un beso tan corto,
que duró más que un relámpago,
que un milagro, más.
El tiempo
después de dártelo
no lo quise para nada
ya, para nada
lo había querido antes.
Se empezó, se acabó en él.
Hoy estoy besando un beso;
estoy solo con mis labios.
Los pongo
no en tu boca, no, ya no...
-¿Adónde se me ha escapado?-
Los pongo
en el beso que te di
ayer, en las bocas juntas
del beso que se besaron.
Y dura este beso más
que el silencio, que la luz.
Porque ya no es una carne
ni una boca lo que beso,
que se escapa, que me huye.
No.
Te estoy besando más lejos.

La voz a ti debida.

RAFAEL ALBERTI

Si mi voz muriera en tierra,
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera.

Llevadla al nivel del mar
y nombradla capitana
de un blanco bajel de guerra.

¡Oh mi voz condecorada
con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla
y sobre el ancla una estrella
y sobre la estrella el viento
y sobre el viento la vela!

Marinero en tierra.

Viento contra viento,
yo, torre sin mando, en medio.
Remolinos de ciudades
bajan los desfiladeros.
Ciudades del viento sur,
que me vieron.
Por las neveras, rodando,
pueblos.
Pueblos que yo desconozco,
ciudades del viento norte,
que no me vieron.
Gentío de mar y tierra,
nombres, preguntas, recuerdos,
frente a frente.
Balumbas de frío encono,
cuerpo a cuerpo.
Yo, torre sin mando, en medio,
lívida torre colgada
de almas muertas que me vieron,
que no me vieron.
Viento contra viento.

Sobre los ángeles.

1 comentario:

el guardián dijo...

Quisiéramos volar y ser tan altos como la luna...
Cuarto creciente es una invitación a volar y a subir...
Todo al alcance de tus manos: alcanza las nubes y las estrellas y la luna y vuela y sube y sube y sube.