Estaba perdido en Londres, no sabía qué hacer, cómo preguntar ni cómo llegar a la casa de mi tío. En total, no sabía nada de nada. Anduve y anduve, pero nada se me ocurría por la preocupación. Hasta que al final pude recordar una clase de inglés del instituto en la cual nos enseñaron a preguntar por las cosas. Así que levantaría la cabeza y me dirigiría a la primera persona que viera. Justo fue tal la coincidencia que la primera persona que vi era una chica guapísima: ojos azules, tez blanquecina y el cuerpo como el de una diosa, era de las pocas inglesas guapas de verdad. Por la vergüenza de preguntarle a aquella chica, me dije que se lo preguntaría a la siguiente persona que pasara. No, no podía hacer eso, aunque yo más bien era un chico tímido que nunca se atrevía a dirigirle ni una palabra a ninguna mujer, más bien era por un trauma que me pasó con mi novia... Pero ahora estoy hablando de cómo me quedé perdido en Londres. Me dije que fuera como fuera, tenía que superar el obstáculo detrás del cual se encontraba el camino a la felicidad, no, mejor dicho, al momento feliz. No dudé más y me acerqué y, sin pensarlo, le pregunté. Por cierto, es curioso lo rápido que actúa una mente humana, fantástico. Mosquis, otra vez, perdónenme, pero es que... Y le pregunté: Excuse me! Can you tell to me where the public telephon is? Que es algo así como Perdone, ¿me podría decir dónde está el teléfono público?? Por favor. Aunque no sé si está bien dicho. Y ella me respondió There, there, señalando con el dedo el otro lado de la calle. De la alegría que me supuso esa respuesta, le dije gracias en español todo emocionado, sin darme cuenta, claro. Fue tanta la casualidad de que la chica me respondiera tan brevemente que al final resultó que la chiquilla era argentina, de ahí su extraordinaria belleza y su respuesta tan corta, debido a que ella tampoco sabía hablar inglés. Al final empezamos a hablar y, de aquí para allá, tomamos unos cafés. Por lo visto nos gustamos. Y todo fue gracias a las maravillosas dos palabras there, there. Y eso que al principio dudaba si acercarme a ella.
Aunque estés perdido, no dudes en las soluciones que te da tu mente, porque al fin y al cabo son lo único que te puede llevar por el buen camino. No digo que solo pensando se pueda obtener la felicidad, sino que a partir de esos pensamientos consigues las acciones necesarias para encontrar y superar los obstáculos que la vida te pone por delante. No tengas miedo a tus propios miedos, porque ellos son los que deberían temerte a ti. Pero a la vez tienes que controlarte, sin pasarte, sin dejar de ser quien tú eres, porque eso también es lo que nos hace perdernos. No dudes y sé feliz, y tampoco pienses en las personas que no consiguen serlo aunque te cueste. Ellas, por más tiempo que les lleve, piensan por sí mismas en cómo salir o cómo quedarse en el oscuro agujero o en el mismísimo cielo, depende del punto desde el que se mire.
Tomás Dadal
Relato inspirado en el videoclip There, there, de Radiohead.
3 comentarios:
Sí que es curioso lo rápido que actúa la mente humana y la tuya, Tomás, es fantástica, sin duda.
Interesante versión del videoclip,
muy bien, sigue volando...
Todos los autores de las versiones de "There, there", todas muy diferentes, podríais comentar cómo se os ocurrió.
La verdad es que yo no soy de las que piensan y actúan rápido pero es que tienes razón Tomás. Si de vez en cuando dejaramos las cosas a su aire...sin pasarse, claro.
La verdad es que me vino la idea a la cabeza en cuanto vi el videoclip. Después supongo que me puse en el papel y deje a mi imaginación que interpretara la idea.
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