4 de marzo de 2009

VALLE-INCLÁN: Tirano Banderas

El Generalito acababa de llegar con algunos batallones de indios, después de haber fusilado a los insurrectos de Zamalpoa: Inmóvil y taciturno, agaritado de perfil en una remota ventana, atento al relevo de guardias en la campa barcina del convento, parece una calavera con antiparras negras y corbatín de clérigo. En el Perú había hecho la guerra a los españoles, y de aquellas campañas veníale la costumbre de rumiar la coca, por donde en las comisuras de los labios tenía siempre una salivilla de verde veneno. Desde la remota ventana, agaritado en una inmovilidad de corneja sagrada, está mirando las escuadras de indios, soturnos en la cruel indiferencia del dolor y de la muerte. (...) Santa Fe celebraba sus famosas ferias de Santos y Difuntos. Tirano Banderas, en la remota ventana, era siempre el garabato de un lechuzo.

Tirano Banderas (Libro Primero: Icono del tirano)

1 comentario:

el guardián dijo...

Este es un fragmento de la novela Tirano Banderas, pequeño ejemplo de la deformación, no exenta de carga crítica, a que somete Valle-Inclán a sus personajes, presentándolos como seres grotescos: calavera, corneja, garabato de lechuzo, salivilla de verde veneno en las comisuras...